La oración como un Acto de Gratitud, Creación y Moldeado de la Realidad.
- SEBjaniak

- 30 ago 2024
- 3 Min. de lectura

En el bullicio de la vida cotidiana, es fácil perderse en nuestras peticiones y expectativas. A menudo deseamos que la vida nos dé más, mejor, más rápido. Sin embargo, Gregg Braden nos recuerda en sus trabajos que el verdadero poder de la oración no radica en las súplicas fervientes por lo que nos falta, sino en un profundo sentido de gratitud por lo que ya tenemos.
La oración es más que simples palabras—es una expresión de reconocimiento por lo que ya existe en nuestras vidas. Cuando expresamos gratitud, no solo reconocemos lo que tenemos, sino que también creamos conscientemente la realidad que queremos experimentar. Imagina que la oración no es solo un acto de comunicación con una fuerza superior, sino un proceso de creación activa. Es entonces cuando empezamos a ver cómo nuestros pensamientos, sentimientos e intenciones moldean nuestro mundo.
Cada uno de nosotros lleva en sí el poder de crear—nuestros pensamientos, palabras y, sobre todo, emociones, son los cimientos de nuestra realidad. Al expresar gratitud, enviamos una señal de que valoramos lo que tenemos, lo que nos abre a más bondad. Es simple y, al mismo tiempo, profundo: cuando nos enfocamos en la abundancia que experimentamos, comenzamos a atraer aún más.
La mecánica cuántica abre posibilidades sorprendentes para entender este proceso. Los estudios muestran que las partículas cuánticas pueden comportarse de acuerdo con las expectativas del observador. Esto significa que nuestras expectativas y la forma en que percibimos la realidad influyen en cómo se desarrolla. Cuando oramos expresando gratitud por algo que queremos atraer a nuestras vidas, nuestras expectativas moldean la forma en que las partículas cuánticas se organizan, creando átomos que a su vez forman compuestos químicos que constituyen la materia. Aquello por lo que “oramos para que ocurra” se convierte en nuestra realidad. De esta manera, nuestro microcosmos es exactamente como queremos—si somos conscientes de ello—o no como queremos, si no entendemos que la oración siempre funciona.
Esta perspectiva sobre la mecánica cuántica y la oración añade profundidad a todo el proceso. Inconscientemente, podríamos atraer aquello que tememos en lugar de lo que deseamos. Por eso es tan importante orar conscientemente, con plena comprensión de que nuestros pensamientos y sentimientos moldean nuestra realidad. Lo que expresamos, lo que sentimos se convierte en realidad. Cada día creamos nuestro mundo, con cada palabra y cada pensamiento.
La oración está profundamente arraigada en la naturaleza, en el silencio y la tranquilidad que permiten una introspección profunda y una conexión con uno mismo y con el universo. Es un momento de inmersión en algo más grande que nosotros mismos, donde los pensamientos y las emociones pueden fluir libremente, y donde podemos sentirnos parte de algo sagrado y poderoso. La oración se convierte así en algo más que una práctica espiritual—se convierte en una participación activa en la creación de la realidad en la que vivimos.
Para mí, la oración efectiva no son solo palabras, sino un estado de la mente y del corazón—es como sumergirse en una atmósfera de paz, gratitud y armonía con el mundo que nos rodea. Es un espacio donde podemos detenernos, comprender nuestro lugar en el universo y sentir la presencia de algo más grande que guía nuestra intención. Es un espacio donde la oración se convierte en un acto creativo, lleno de poder y profunda calma.
Sé entonces agradecido por lo que tienes hoy, y verás cuánto más llega a tu vida. La oración no es solo una petición—es una afirmación de lo que es y de lo que será.






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