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Monoteísmo: ¿Salvó o destruyó el mundo la idea de un solo Dios?


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El monoteísmo, venerado por miles de millones como la cúspide de la evolución espiritual, es también una de las concepciones más destructivas que se han concebido. ¿Cómo es posible que la humanidad, que durante milenios adoró a muchos dioses, se haya obsesionado con la idea de un único dios todopoderoso? ¿Y cómo es que esta idea—supuestamente liberadora—se ha convertido en la fuente de conflictos interminables, intolerancia y sufrimiento?


El monoteísmo como herramienta de poder


Comencemos con el antiguo Egipto. En el siglo XIV a.C., el faraón Akenatón inició el culto a Atón, el dios sol. A primera vista, parecía ser una revolución espiritual, pero en realidad fue un intento de consolidar el poder. Un Dios = Un Gobernante. Akenatón comprendió que al controlar a la única deidad, podía controlar a toda la nación. ¿Fue este el comienzo de la idea de que la religión es, ante todo, poder y solo después espiritualidad?


Sin embargo, Egipto no estaba preparado para el monoteísmo, y después de la muerte de Akenatón, los egipcios regresaron rápidamente a sus muchos dioses, y el culto a Atón colapsó. Pero la idea no desapareció, sino que encontró un terreno fértil en otros lugares y fue utilizada para propósitos aún más complejos.


Israel: De dioses tribales a un gobernante universal


Avancemos hacia el antiguo Israel, donde nació el judaísmo. Al principio, Yahvé era solo uno de los muchos dioses adorados por los hebreos, pero con el tiempo se convirtió en su único Dios. Pero, ¿fue esto realmente una evolución espiritual pura? ¿O fue una reacción a las amenazas políticas y militares que obligaron a los israelitas a unirse bajo una sola bandera—un Dios que los protegería y los llevaría a la victoria?


Durante el exilio babilónico (586–538 a.C.), cuando Yahvé supuestamente debía proteger a su pueblo de la destrucción, se convirtió en un Dios omnipresente, no limitado por ningún templo o tierra. Ya no era un dios tribal—se convirtió en el Dios de todos. Pero, ¿cómo fue que este Dios, que supuestamente traería salvación, se convirtió en una herramienta para controlar a la gente a través del miedo y la obediencia?


Cristianismo e Islam: Perfeccionando el arte del poder


En el siglo I d.C., en la provincia romana de Palestina, surgió una nueva religión: el cristianismo. Jesús, predicando amor y paz, se convirtió en la figura central, pero sus enseñanzas fueron rápidamente apropiadas por la Iglesia, que lo convirtió en una herramienta de poder. La Santísima Trinidad—un concepto destinado a reconciliar la unidad de Dios con la divinidad de Jesús—se convirtió en un rompecabezas teológico cuyo objetivo era mantener la unidad de la Iglesia. Pero, ¿fue la Trinidad más una herramienta política que espiritual?


El islam, que surgió en el siglo VII, enfatizó la unidad absoluta de Dios (tawhid). El Corán, revelado al profeta Mahoma entre 610 y 632 d.C., enfatiza repetidamente que Dios es uno, indivisible y todopoderoso, y que Mahoma es su último profeta, trayendo la revelación final a la humanidad. Pero, ¿fue esto una espiritualidad pura o un uso astuto de la religión como justificación para la expansión?


Monoteísmo: ¿Oasis de paz o fuente de conflictos?


El monoteísmo trajo al mundo no solo la idea de un solo Dios, sino también la idea de una sola verdad. Es este concepto el que llevó a las cruzadas, la inquisición, las guerras religiosas y los conflictos contemporáneos basados en la religión. Cuando un Dios es la única verdad, cualquiera que crea de manera diferente se convierte en una amenaza. En nombre de este Dios, se cometieron los crímenes más horrendos.


La escolástica, desarrollada en la Europa medieval por pensadores como Tomás de Aquino, intentó reconciliar la fe con la razón. Pero, ¿no fue esto solo otro medio para mantener el control sobre las mentes de las personas? En el mundo musulmán, grandes filósofos como Al-Ghazali intentaron reconciliar la fe con la ciencia. Pero, ¿fueron estos intentos realmente sobre la búsqueda de la verdad, o más bien sobre prevenir el colapso de la hegemonía religiosa?


Monoteísmo en el mundo moderno


Hoy en día, cuando la ciencia y la tecnología cuestionan las antiguas verdades, el monoteísmo enfrenta nuevos desafíos. Pero en lugar de adaptarse a las nuevas realidades, a menudo recurre al fundamentalismo, buscando respuestas en el pasado para preguntas contemporáneas. ¿Está el monoteísmo preparado para el futuro, o se está convirtiendo en una herramienta de poder obsoleta, incapaz de sobrevivir en el mundo moderno?


La historia del monoteísmo no es solo una historia de fe—es una historia de poder, control y conflicto. Es la historia de una idea que se suponía que liberaría, pero que a menudo terminó esclavizando. Y aunque el futuro del monoteísmo es incierto, una cosa es segura: su influencia en el mundo sigue siendo uno de los capítulos más controvertidos y fascinantes en la historia de la humanidad.


Este artículo plantea preguntas que podrían desencadenar debates acalorados. El monoteísmo no se presenta como una vaca sagrada, sino como una idea llena de paradojas y contradicciones—una idea que ha unido y dividido, inspirado y destruido. ¿Estarán de acuerdo los lectores con esta interpretación? El tiempo lo dirá.

 
 
 

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